Por Alejandro G Miroli, Ezequiel Jorge Carranza,
Claudio Columba y Pablo Cimino
I. Sobre las formas de nada.
La palabra nihilismo literalmente se debe transcribir como nadismo o doctrina acerca de la nada, lo que deja al término vacío, si no se determina previamente que es dicha nada. Aquí se abren en principio dos caminos distintos:
El primer camino entiende nada en términos del lenguaje negativo, cualquiera que sean sus instrumentos y características; básicamente el lenguaje negativo tiene dos funciones: inversión y sustracción:
– La inversión se refiere a cuando decimos por ejemplo “en la alacena no hay alimentos” pero lo que significa es que los alimentos están vencidos, no podemos dar fe que sean nutricios y que nos puedan alimentar.
-La sustracción se refiere a cuando decimos “en la alacena no hay alimentos” y significamos que esta vacía de contenido físico. En esta segunda línea de sentido se rechaza el carácter afirmativo del lenguaje negativo porque no hay criterios para dirimir entre por ejemplo el dragón que no está presente, del portero que no esta presente o del conde Drácula que no está presente, del hecho que los aztecas no descubrieron Europa frente a que los turcos no descubrieron América.
“Ejercicios de respiración”
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Ariana Jenik
El segundo camino en el pensamiento de Occidente se puede identificar con la obra de Fredegiso de Tours. En este camino nada, así como todo o parte de, designa una entidad, por consiguiente, en esta línea habría un nivel de realidad dentro del cual habría realidades positivas -todos y partes de- y realidades negativas – nadas. Y habría así otro nivel más básico donde se podría distinguir entre real e irreal. Sostiene Fredegiso en el tratado Sobre la existencia de la nada:
“todo nombre es finito como “hombre”, “piedra”, “madera”, significa algo … así la palabra “hombre” empleada sin ninguna especificación designa la universalidad de los hombres … así pues, si “nada” como afirman los gramáticos es un nombre, es un nombre finito. Pero todo nombre finito significa algo. Ahora bien, es imposible que ese mismo algo finito no sea algo. Y del mismo modo que no es posible que algo finito no sea algo, también es imposible que la nada, que es finito, no sea algo, por esta razón se puede probar que la nada es.” (de Tours, 2012, pág. 59)
Fredegiso de Tours, afirma que todo nombre para tener significado, debe designar alguna entidad; bajo este supuesto nada y manzana designan entidades. El problema es que esto nos obliga a reconocer niveles de realidad: podemos decir de una canasta de frutas, donde sólo hay naranjas, que en ella las manzanas son irreales, pero si asumimos ese significado de realidad sonaría extraño decir de una mesa cuyo tablero está vacío, que en ella hay entidades irreales, al contrario, diríamos que en la mesa no hay nada.
Ello supone distinguir al menos dos niveles de realidad:
-un primer nivel de realidad que contiene a todas las entidades designadas por los nombres cualesquiera sean, nada, todo, partes de y leones, centauros, basiliscos, etc.
-un segundo nivel de realidad* en el cual algunas de dichas entidades existirían* y otras no.
Dicho esto, las hadas, Papa Noel y la nada serían reales en el primer sentido pero no serían reales*. Cualquiera que sea el valor de la tesis de Fredegiso es claro que nos lleva a este concepto dual de realidad.
Un ejemplo de esta noción dual de realidad es la tesis de Julius Bahnsen y su dialéctica de lo real, o teoría de los hechos reales dialecticos. Bahnsen construyo una extensa argumentación que se funda en la distinción entre la negación clásica y una que podemos llamar no clásica; esta negación no clásica operaria en el nivel de la realidad* en donde manzana es real* y nada es irreal* pero no en el primero. Allí ambos son reales, pero al mismo tiempo uno es parcialmente irreal respecto del otro, es decir todos los criterios epistémicos y operatorios o tecnológicos que poseemos trazarían una distinción relativa entre ambas realidades, y de ese modo abrirían el ámbito de la realidad*. Es este concepto de realidad/irrealidad parcial el que teoriza Bahnsen en su noción de hecho real dialectico.
Otro filosofo que aborda esta noción de realidad estratificada es Roy Bashkar (Bhaskar, 2008); el reconoce una noción jerárquica de negación cuyo nivel más básico es negación real; por negación real el autor entiende las ausencias reales que tienen efectos causales tanto en el mundo natural y social.
Los autores anteriores son ejemplos de pensadores que siguen la visión de Fredegiso de Tours; en tanto el lenguaje negativo es referencial por sí, y hay un estrato ontológico, que contiene las entidades y estados de cosas que serían designados por dicho lenguaje negativo.
En esta línea ¿Es posible hablar de una experiencia negativa o estamos cayendo en un oxímoron? Al respecto se puede pensar a la experiencia negativa en términos de Kant que menciona ejemplos como “caer” entendido como un “ascenso negativo” o bien considerar que hay experiencia de la nada. Entonces por experiencia negativa podemos entender un oxímoron o no: si pensamos en experiencia en el sentido filosófico de la palabra como marca de la realidad y como respuesta de un órgano de un sujeto cognoscente, parecería que la noción de información negativa será absurda. Kant, este introduce una clara distinción entre realidad y nomenclatura de la realidad y señala que toda nomenclatura de la realidad, científica, filosófica etc. tiene términos positivos y negativos, por ejemplo una tabla de mareas puede informarnos que a la hora señalada la marea es “menos 1,20 metros” pero esto no es información negativa, sino que es información positiva desde una nomenclatura que fija convencionalmente un punto cero; en esta distinción. Kant se mantiene fiel a la negación clásica, ahora, si cambiamos la negación, entonces podría defenderse la noción de experiencia negativa, podríamos tener experiencias de hechos reales dialecticos como señalara Bahnsen en numerosas ocasiones: un organismo se acerca a otro durante un momento,. y su comportamiento es consistente con 1) lo considera una presa o 2) lo considera una amenaza; el comportamiento del organismo durante ese tiempo sería contradictorio en el sentido de la negación clásica -o va hacia él o escapa de él- pero es antinómico en el sentido de la negación de Bahnsen. Durante un breve lapso, la actitud del organismo es antinómica. Otro ejemplo que involucra las relaciones humanas: Juan está en pareja con Ana, un día Juan dejo su celular abierto por lo que se le presenta la tentación a Ana de ver los mensajes de Juan, pero al mismo tiempo sabe que eso es una violación absoluta de la intimidad de Juan, por lo que Ana se encentra en una situación antinómica. En esta segunda concepción la expresión experiencia negativa no es un oxímoron, sino que designaría cierto tipo de experiencia que ocurriría bajo ciertas circunstancias.
II. El nihilismo como ateísmo o aniquilación.
Se puede pensar su origen en la carta en 1799 de Friedrich Jacobi a Fichte donde se critica el idealismo fichteano, dándole la connotación negativa de nihilismo. La crítica se cierne sobre como ingresa Dios en la filosofía de forma racional y como objeto de argumentación dejando de ser el absoluto puro y simple susceptible de captación directa e intuitiva través de la razón como contacto inmediato, la fe. Es así que en esa línea el nihilismo es ateísmo. Acusar de nihilista a alguien es acusarlo de negar la existencia de seres sobrenaturales, y el siglo XIX con sus crítica de las religiones reveladas fue un campo fértil para el desarrollo de esta corriente.
La tarea de aniquilación toma tres formas:
-la primera de ellas es la propia aniquilación de los seres naturales, el rechazo de las creencias factuales,
-la segunda es la aniquilación de los efectos de los seres sobre naturales o sea de los sistemas de valores éticos, estéticos y políticos que se les han atribuido a sus intervenciones, y que pueden mantenerse aunque la propia creencia factual en la existencia de los seres sobrenaturales este debilitada, difuminada o definitivamente abandonada;
-la tercera consiste en la aniquilación de los sucedáneos inmanentes de los seres sobrenaturales, figuras del espacio antropológico que son revestidas de los mismos roles y potencias de los seres sobrenaturales; que conforman religiones civiles o estatales.
La aniquilación/destrucción de los efectos de los seres sobrenaturales; no supone meramente, renunciar a la creencia de Zeus, Yahvé, Wotan, Viracocha etc., ya que, aun removidos ellos, todos los valores éticos y estéticos anclados en su presencia siguen presentes, en ese sentido el ateísmo/nihilismo no es solo una empresa de aniquilación de los seres sobrenaturales sino de los sistema de creencias morales y estéticas que se fundan en ellos. Consideremos con algo de humor un ejemplo cotidiano y costumbrista en el hipotético caso en que el matrimonio de Juana y Pedro recibe al padre de Pedro por una temporada en su casa. Juana nunca interactuó con su suegro en una convivencia diaria, tenía tan solo un conocimiento ocasional de él y sus modos. De pronto su suegro comienza a intervenir en el día a día de la relación de Juana con sus hijos criticándola y desautorizándola constantemente y además de ello persiste en hablarle mal de ella a su hijo Pedro, viciando el trato cotidiano y la salud mental de Juana. La situación persiste hasta que Juana reclama un punto final con la salida del suegro de su casa, reclamo que Pedro ejecuta sacando a su padre hogar familiar. Pero esta extinción del trato del suegro de la vida hogareña no aniquila los efectos aun presentes de la reciente convivencia con el suegro en sus vidas, ya nada es lo mismo, las valoraciones de Juana hacia su esposo no son las mismas, así como tampoco la de los nietos hacia su abuelo y sus padres. Entonces la aniquilación del factor -sea el abuelo o un ser sobrenatural- no elimina los efectos causados y no deseados.
La operación de aniquilación no solo va a los seres sobrenaturales y a las consecuencias axiológicas éticas o estéticas de su existencia sino también a sus sucedáneos, el nihilismo/ateísmo se consuma en la aniquilación de todos los dioses imaginarios. Esto resulta de la llamada inversión teológica donde lo inmanente, la historia universal, la esencia humana, el inconsciente, adquieren el rol de un ser sobrenatural y ordenan éticas, estéticas y ceremonias de la vida. Lo humano deviene así divino ya sea a nivel individual, el culto a los grandes hombres como seres sobrenaturales o a nivel institucional cuyo ejemplo consumado parecería ser la religión republicana que confirma el estado nación moderno con sus ceremonias seculares patrias, himnos -inspirados en un credo-, signos, e incluso de inspiración “sobrenatural” como son las convenciones nacionales constituyentes. El estado nación moderno es un sucedáneo falsamente trascendente ya que es inmanente a la vida histórica –Sintéticamente el nihilismo como ateísmo puede leerse como un vacío de trascendencia de los seres sobrenaturales y sus posibles sucedáneos.
III. El nihilismo redentorista.
En el articulo Nihilism, de la Encyclopaedia Britannica /11 ed[1]. (Wallace, 1911) el único tema que se trata es la forma rusa de socialismo revolucionario, que tiene un origen en escritores, políticos y docentes, y rápidamente se desarrolla hasta llegar a inspirar un movimiento anarquista revolucionario. Todos los autores que tratan este tema citan la novela Padres e Hijos de Turgueniev como el origen de una posición doctrinaria que combina el ateísmo, la primera forma tratada de nihilismo, con el rechazo total del orden social imperante que había en la Rusia imperial. También aparece expuesto en la novela de Dostoievski Los Demonios, con una diferencia fundamental ya que mientras que el personaje principal de Turgueniev, Bazarov el joven médico, es en última instancia un diletante que expone una posición en una reunión social, en la novela de Dostoievski, en cambio hay una organización secreta con un líder casi mesiánico, Stavrogin, que con su inteligencia todo corroe y destruye, cuyo objetivo es generar actos de destrucción lo más impactantes posibles como el magnicidio, matar un príncipe o un gobernante incluso al propio zar.
Esta versión del nihilismo la caracterizamos como nihilismo redentorista, y, a diferencia de la versión anterior, que puede o no tener una agenda política asociada, esta versión si la tiene, y esa agenda política se diferencia tanto de la política liberal conservadora del régimen zarista como de la acción del socialismo de partido que piensa en términos de una revolución social. En el nihilismo redentorista la idea es generar una destrucción lo más feroz e impactante posible y es esa destrucción misma la que genera un nuevo orden. No es la destrucción una herramienta para llegar a un nuevo orden, sino que es la condición generadora en sí misma de este nuevo orden. Una fuente más remota de esto pude rastrearse ya en los pensamientos políticos de Georg Büchner que en 1834 escribía en una carta a Karl Ferdinand Gutzkow; literato alemán perteneciente al movimiento “Joven Alemania” y crítico de Schopenhauer en cuanto a la cuestión del compromiso social del escritor:
…yo creo que en asuntos sociales es necesario partir de un principio de derecho absoluto, intentar que surja en el pueblo una nueva vida intelectual y mandar al diablo a una caduca sociedad moderna. ¿Para qué va a pasearse entre el cielo y la tierra, una cosa así? Su vida entera consiste exclusivamente en intentar disipar el más feroz aburrimiento. Que se muera de una vez, es la única experiencia que aún le queda por hacer… (Büchner, 1992, pág. 262)
Así la particular versión del nihilismo redentorista ruso combina ateísmo con radicalismo político, donde la subversión de todos los valores existentes es condición para el surgimiento de los valores emancipadores. Aquí se puede trazar la diferencia con el pesimismo radical que en el siguiente apartado pasaremos a exponer que subvierte todos los valores donde todos involucra tanto aquellos existentes como los por existir, mientras que en el nihilismo redentorismo ruso, la subversión revolucionaria sólo ataca los valores existentes como condición de otros liberadores que aparecerán en el futuro. En el pesimismo radical no hay valor positivo posible, no hay renovación ni reparación alguna en el sistema.
IV. El Pesimismo radical.
Tanto en la primera como en la segunda variedad de nihilismo, a la aniquilación de ciertos valores éticos, estéticos y políticos, les suceden otros. La destrucción, el magnicidio, sea del Zar ruso, de Rajid Gandhi o bien de un gobierno local, generaría efectos incluso valores e instituciones nuevas. Pero hay otra corriente que no postula la aniquilación de algo para la gestación de otra cosa, es una corriente filosófica y literaria y que plantea que, en rigor, ningún sistema de valores es mejor que otro y que todos son igualmente miserables. O sea, no hay un critica aniquiladora de algo por otra cosa, sino que hay una aniquilación de toda realidad, y esto nos pone ante aquella variedad de nada que ya señalamos al principio en Occidente referida a la obra de Fredegiso de Tours; en ese sentido para esta corriente, la alquilación de todo valor descubre esa “nada real” que aparecía en Fredegiso y en Julius Bahnsen esa entidad-nada; mientras que la aniquilación que se monta en el lenguaje negativo clásico solo puede reemplazar lo negado, en este caso no hay ningún reemplazo, no hay lo que sobrevenga a una aniquilación, sino que hay una suerte de carencia absoluta real y esto es lo que la hace insoportable. Y en la medida que toda realidad humana este anclada en la historia humana y esta historia humana es horrible en todas sus dimensiones, todo proyecto individual o colectivo, de escala personal, intra o intergeneracional, lo será. Consecuentemente, habría dos formas de romper con esa realidad miserable u horripilante de la vida histórica: o abandonamos la vida histórica o abandonamos la vida sin más, lo que abre dos líneas de acción distinguibles:
- Por un lado, el proyecto utópico que consiste en una vida humana sin tiempo histórico, en la cual se define un cierto estado de cosas definido como deseable, el cual se debería repetir de forma invariable hasta el fin de los tiempos sin devenir histórico alguno.
- El abandono de la vida, que tendría at res formas: (i) el antinatalismo filantrópico, (ii) el suicidio lógico y (iii) el nihilismo bélico.
V. Nihilismo ontológico.
El nihilismo ontológico es una doctrina que ante la pregunta “¿Qué clases de ítems hay/existen/son reales en toda la Realidad/en un ámbito de la Realidad?” da una respuesta minimalista. Un autor que ofrece una respuesta denegatoria de la realidad de las entidades no orgánicas es Peter van Inwagen. Este autor sostiene que:
La teoría de las cosas materiales presentada en este libro les ha parecido ser muy extraña a muchos de los filósofos que han leído el libro en manuscrito sobre… la teoría: que no hay mesas ni sillas ni ningún otro objeto visible excepto los organismos vivos. Llamemos a esta consecuencia de la teoría “la Negación”. … de mi negación de que haya alguna de las cosas que los medievales llamaban “sustancias que existen por el arte” (tablas, estatuas, casas) o “sustancias que existen por accidente” (palos, piedras, miembros amputados… (van Inwagen, 1990, pág. 1)
van Inwagen plantea su tesis propia como una respuesta a lo que llama el distingue tres posibles respuestas a lo que llama el Problema Especial de la Composición : ¿Bajo cuáles condiciones, dos o más objetos materiales, componen un objeto ulterior compuesto?[2]. Y ante este problema considera que hay tres posibles respuestas:
Universalismo…, la composición “siempre” ocurre… automáticamente… pues para cualquier cosa (ninguna de las cuales tiene una parte común) hay algo que las compone….
Nihilismo… la composición nunca ocurre: dos o más cosas nunca componen o agregan a nada <…> es equivalente a la tesis de que nada tiene partes propias.
“Moderado”… a veces, bajo ciertas condiciones, dos o más cosas componen algo, y que a veces dos o más cosas (que no se superponen) no componen nada <…> no hay “sustancias que existan por casualidad”, como piedras y trozos de palo. (van Inwagen, 1993, pág. 684)
van Inwagen rechaza lo que llama nihilismo ontológico en general, porque él reconoce cierta clase de compuestos: las entidades vivientes:
El nihilismo está mal porque somos animales vivos, pensantes y, por lo tanto, los objetos compuestos existen.. (van Inwagen, 1993, pág. 684)
Sin embargo esta distinción terminológica puede ser observada. Si efectivamente no hay entidades materiales (minerales) entonces tendremos que decir que bloques de mármol, granos de arena, montañas, menas minerales, cristales de hielo, barras de hierro, etc. no existen de ninguna manera. O sea que lo que el autor reivindica -denegatorismo (denialsm) es exactamente igual que el nihilismo metafísico respecto de las entidades materiales (minerales), aunque van Inwagen se restringe de considerar del mismo modo a las entidades orgánicas. En este caso se puede hablar de nihilismo local: rechazar que haya/existan/sean reales ciertas clases de entidades -y esto está abonado por el hecho que la palabra nihilismo como término denostatorio se aplicaba a los ateos o los negadores de la existencia de divinidades[3].
Como señala un comentador:
Según este punto de vista, los objetos compuestos inanimados no existen. No hay coches ni edificios, mesas ni sillas, planetas ni estrellas, etc. Van Inwagen reconoce cuán radical es este punto de vista… pero insiste en que un análisis exhaustivo del SCQ… <Pregunta de composición especial> conduce inexorable e inevitablemente a él… (Cornell, 2018)
El núcleo de la argumentación de P. van Inwagen se desarrolla respecto de la naturaleza y de las condiciones de la relación de composición o relación mereológica arribando a una conclusión denegatoria de dicha relación respecto de las entidades minerales, por ello esta posición ha sido denominada nihilismo mereológico[4].
NO aparece como una familia de tesis, que puede incluir, a diferencia de lo que propone van Inwagen, la denegación de que haya/existan/sean reales las entidades orgánicas, a las menos todas menos una sola, como afirmaría un solipsista. Y deja importantes cuestiones abiertas para la filosofía de la percepción, porque abre la cuestión del estatuto no habido/existente/real de los fenómenos de compuestos.
Bibliografía
Bhaskar, R. (2008). Dialectic: The Pulse of Freedom . Abingdon: Routledge.
Büchner, G. (1992). Obras Completas. Madrid: Editorial Trotta.
Cornell, D. (2018). Material Composition. Recuperado el 05 de 10 de 2020, de https://iep.utm.edu/mat-comp/#H5
de Tours, F. (2012). La nada y las tinieblas. Segovia: La Uña Rota .
Jacobi, F. H. (1995). Carta de Jacobi a Fichte sobre el nihilismo. Anales del Seminario de Historia de la Filosofía 12 , 235-263.
Turgueniev, I. (2006). Padres e hijos. Madrid: Ediciones Rialp.
van Inwagen, P. (1990). Material Beings. Ithaca: Cornell University Press.
van Inwagen, P. (1993). Précis of Material Beings. Philosophy and Phenomenological Research, 53 , 683-686.
Wallace, D. M. (1911). Nihilism. En H. (. Chilsom, The Encyclopaedia Britannica : a dictionary of arts, sciences, literature and general information, 11ed., vol. XIX (págs. 686-688). Londres: Cambridge University Press.
[1] Esta edición tiene relevancia en la historia de la producción de enciclopedias, porque cada artículo fue redactado por un especialista académico, muchas veces la mayor autoridad sobre el asunto.
[2] van Inwagen distingue este problema del Problema General de la Composición (¿Qué es la relación de composición?) que considera en principio irresoluble.
[3] Precisamente, quien introduce el término nihilismo en el vocabulario filosófico, Friedrich Heinrich Jacobi (Electorado Palatino, 1743 –1819) al acusar a of Espinoza, Kant, Ficthe y Schelling de alguna forma de ateísmo. En ese -con independencia de que dicha imputación sea correcta o no- un ateo sería un nihilista local, ya que el ateísmo es lógicamente compatible con la afirmación de que haya/existan/sean rales entidades naturales -minerales y orgánicas- y incluso entidades histórica -personas y comunidades.
[4] Una exposición de esta posición ontológica puede verse en los artículos “Mereology” y “Material Composition” en la Stanford Encyclopedia of Philosophy; allí se verá la enorme literatura que esta tesis ha generado.
* Este trabajo se encuadra en el Proyecto de investigación “Las doctrinas del abandono de la vida. Una investigación histórica-crítica” (Código VRID 1916) de la Escuela de Filosofía, FLEO, de la USAL.