El pesimismo radical*

Por Alejandro G Miroli, Ezequiel Jorge Carranza, 

Claudio Columba y Pablo Cimino

 

UNO. EL PROBLEMA.

Al final de su trágico reinado, al perder su poder Macbeth hace una declaración, que se puede considerar la versión tópica del pesimismo radical:

No es la vida más que una/andante sombra, un pobre actor que se pavonea/y se retuerce sobre la escena su hora, y luego/ya nada mas de él se oye. Es un cuento/contado por un idiota, todo estruendo y furia, /y sin ningún sentido. (Macbeth Acto V, Escena V, 20) (Shakespeare, 2018)

Macbeth compara su situación, al final de su travesía como rey, con aquella vaticinada por las brujas “TERCERA BRUJA:

¡Salud a ti, Macbeth! Serás un día rey.” (Macbeth, Acto I, Escena V, 70).

El contraste brutal e impensable, el pasaje de llegar a ser rey con todas sus prerrogativas a perder todo imperio, lo lleva a experimentar que dicho vaticinio era un desvarío o un engaño, y guiarse por él fue un completo desatino y una señal que la vida era “…un cuento… sin ningún sentido”.

 

“Serie Acústicos”

Tinta sobre papel, 100 x 70 cm

Ariana Jenik

 

Nada cabe esperar, todo lo que aparenta ser bueno, justo, deseable no es más que vanidad, y cuando se caen las máscaras aparece lo real: calamidades, catástrofes, espantos, horrores, decepciones, fracasos sistémicos, y declaraciones de insignificancias, irrelevancias, inanidades.   Así como Macbeth experimentó que el vaticinio fue mendaz y alentó deseos fatuos, todo pesimista radical parece razonar del mismo modo.

Si la pretensión de Macbeth de ser rey, de erguir una nueva dinastía, de forjar con su nombre las crónicas por venir, o sea de intervenir en la vida histórica de Escocia, fue fatua, así lo serán las pretensiones de todos los agentes que se proponen seguir planes, lograr objetivos, etc.

Hay toda una serie de doctrinas que han defendido la conclusión de Macbeth, desde diversas fuentes.  Estas doctrinas pueden denominarse pesimistas, sea el pesimismo basal de las doctrinas que plantean un abandono de la vida histórica, o el pesimismo radical de quienes plantean el abandono de la vida[1].

 

DOS. EL REALISMO TRAUMÁTICO.

Paul Prescott ha sido de los pocos filósofos que abordaron el Problemas Secular del Mal, con prescindencia de la existencia o no de una divinidad; y en su investigación postula la posibilidad de lo que llama Realismo Traumático.  Para el autor, esa doctrina surge de dos hechos generales:

RT1. Dado que la personalidad -el conjunto de factores subjetivos que conforma cada individualidad subjetiva- humana es frágil y exhibe una vulnerabilidad individual permanente, los seres humanos plenos -i.e. agentes que mantengan su integridad personal al promover sus intereses personales- necesitan confiar (trust) que el mundo es suficientemente bueno (good enough world) o sea poseer ciertos estados doxásticos prácticos, que operen como facilitadores o limitadores de la acción “ i.e. world is good-enough if and only if our basic prudential interests can be met, and our personalities sustained, in full awareness of the existence of evil and it’s implications for the human condition .” (Prescott, 2018 )

El mundo tiene que ser suficientemente  hospitalario para que se desarrollen proyectos y planes de vida sustentables en el tiempo.   Pero por otro lado:

RT2 .El mundo efectivo no es suficientemente bueno (Experiencia negativa)

Si RT1 y RT2 son verdaderos, hay un problema, porque estarían denegados los requisitos de la confianza basal para la existencia. Según el autor, esta contradicción se podría resolver asumiendo una u otra tesis adicional:

RT3a. Abandonar la integridad epistémica y asumir el auto-engaño sistémico.

RT3b. Abandonar la confianza en que el mundo sea suficientemente bueno y vivir en perpetua zozobra.

Pero como señala Prescott ambas opciones presentan problemas. El principal argumento a favor del Realismo Traumático son las experiencias que acaecen en los casos en los cuales la confianza en la suficiencia del mundo es rota.   Él señala como ejemplo de ello el caso del stress postraumático, un tipo de padecimiento que tiene una etiología clara, la experiencia del males extremos o calamidades, y que mina las estructuras de nuestra personalidad, casos en los cuales la confianza firme es rota brutalmente y no parece haber reparo.

 

TRES. EL REALISMO DEPRESIVO.

La tesis del Realismo depresivo surgió en el ámbito de la psicología social y en estudios comparativos de los juicios perceptivos de sujetos normales y sujetos con depresión clínica. En un artículo de 1979, Alloy & Abramson sostenían que:

… en los experimentos, a los estudiantes deprimidos y no deprimidos se les daba un problema de una serie de problemas que variaban en el grado real de contingencia. En cada problema, los sujetos estimaron el grado de contingencia entre sus respuestas (presionar o no presionar un botón) y un resultado ambiental (inicio de una luz verde). El desempeño en una tarea de comportamiento y las estimaciones de la probabilidad condicional de inicio de la luz verde asociadas con las dos alternativas de respuesta proporcionaron medidas adicionales para evaluar las creencias sobre las contingencias. Los juicios de  los estudiantes deprimidos fueron sorprendentemente agudos en los cuatro experimentos. Los estudiantes no deprimidos, por otro lado, sobreestimaron el grado de contingencia entre sus respuestas y los resultados, cuando los resultados no contingentes eran frecuentes y/o deseados, y subestimaron el grado de contingencia cuando los resultados contingentes no eran deseados. (Alloy, L. B., & Abramson, L. Y., 1979, pág. 441)

Ese hallazgo experimental les inspiró una interpretación epistémica: un agente depresivo tiene representaciones más fieles de la Realidad que un agente no depresivo. Y en ulteriores experimentos los autores radicalizaron esta tesis; en 1992 concluyen que

… el efecto moderador del estrés de la ilusión de control sobre los síntomas depresivos posteriores, pareció estar mediado en parte por su efecto sobre la reducción del desánimo que experimentaron los sujetos ante la ocurrencia de eventos negativos en la vida. (Alloy, Lauren B & Clements, Caroline M., 1992, pág. 234)

Una interpretación general del Realismo Depresivo sostiene que:

“Pero uno puede pedir que la cosmovisión mayoritaria de que “la vida está bien” se contraponga a la visión del  Realismo Depresivo,  de que la vida contiene características sorprendentemente negativas (Ligotti, 2010). El carácter originario psicológico del Realismo Depresivo, se ha expandido ahora al mundo de la crítica literaria, por ejemplo, en el texto de Jeffery (2011) sobre Michel Houellebecq. Es este segundo sentido menos técnico del Realismo Depresivo, en el que me centro principalmente en este libro, es decir, en la forma en que algunos de nosotros percibimos e interpretamos el mundo en términos lúgubres y creemos que nuestra interpretación es más verdadera que los relatos en competencia. Inevitablemente, dentro de este tema nos encontramos envueltos en guerras de realismo bastante tediosas o batallas epistemológicas entre los que dicen sí, los que dicen que no y aquellos que fantasean con que existe evidencia objetiva que puede poner fin a las guerras. (Feltham, 2018, pág. 2)

El desarrollo de RD, involucra la cuestión de la corrección epistémica y su relación con la normalidad psicológica; de acuerdo con RD un sujeto normalmente psicológico será epistémicamente defectivo.

Este desacople puede traer serios problemas para una teoría del conocimiento; pero ese no es el punto aquí.   Como sea que la desconexión entre la psicología del conocimiento y su interpretación, el hecho que nos interesa aquí es que RD pretende rechazar las e experiencias de sujetos llamados normales como experiencias genuinas.

O sea de  RD se sigue -con independencia de las cuestiones psicológica asociadas- que las visiones optimistas de una Realidad hospitalaria y afín a los proyectos y planes de vida de los seres humanos, son mecanismos de autoengaño, de modo que “…. El Realismo Depresivo es una cosmovisión de la existencia humana que es esencialmente negativa y que desafía los supuestos sobre el valor de la vida y las instituciones que pretenden responder a los problemas de la vida.. ” (Feltham, 2018, pág. iii)[2].

 

CUATRO. El ANTINATALISMO FILANTRÓPICO.

Otra corriente es el antinatalismo filantrópico, que, a partir de la constatación de un carácter horripilante de la Realidad, concluyen que dado ello, decidir que nazca un sujeto es violar sus derechos:

… Los argumentos para la conclusión de que (siempre) es incorrecto dar existencia a alguien son lo que yo llamo argumentos “filantrópicos”. Tienen sus raíces en la preocupación por el bienestar de aquellos que nacerían. Según estos argumentos, la existencia es un daño tan grave o conlleva un riesgo de daño tan grave para las personas que se hagan nacer, que deberíamos desistir de crearlas.(Benatar, 2015).

AF[3] sostiene que la existencia es maligna y que no nacer es mejor que nacer, porque, y aquí aparece su tesis más original, hacer nacer es violar los derechos de los aún no nacidos.

Y ello porque para AF, las decisiones reproductivas no son neutrales sino  que deben tener en cuenta los intereses de los no-nacidos; y el hacer nacer en un mundo horrendo, cualquier decisión reproductiva viola derechos.   . Como señala el autor:

La idea central de este libro es que llegar a la vida es siempre un daño severo. Esa idea será defendida en detalle, pero la intuición básica es bastante simple: aunque las cosas buenas de la vida personal hacen que sea mejor que si no hubieran sucedido, su ausencia no sería una privación si uno no hubiera existido. Aquellos que no existen <los aún-no-nacidos> no pueden ser privados. Sin embargo, al llegar a la vida, sufren daños muy severos que no hubieran ocurrido si ellos o hubiera llegado a la vida. (Benatar, 2006: 1).

 

CINCO. EL PESIMISMO CÓSMICO

Otra doctrina pesimista es la tesis de la insignificancia cósmica.  Si la vida humana y sus resultados tuvieran algún valor, deberían ocupar un lugar eminente en la Realidad, pero la experiencia que tenemos los humanos parece ser otra, así Eugene Thacker ha defendido esta versión de la tesis de la inanidad humana; así afirma

“Tanto el pesimismo moral como el metafísico apuntan a otro tipo, un pesimismo que no es subjetivo ni objetivo, ni para nosotros ni en sí mismo, sino un pesimismo del mundo sin nosotros. Podríamos llamar a esto un pesimismo cósmico … pero esto suena demasiado majestuoso, demasiado lleno de asombro, demasiado el regusto amargo del Gran Más Allá. Las palabras vacilan. Y también las ideas. Y entonces tenemos un pesimismo cósmico, un pesimismo que es el primer y último lugar es un pesimismo sobre el cosmos, sobre la necesidad y posibilidad del orden. Los contornos del pesimismo cósmico son una drástica ampliación o reducción del punto de vista humano, la orientación inhumana del espacio profundo y el tiempo profundo, y todo esto ensombrecido por un impasse, una insignificancia primordial, la imposibilidad de dar cuenta alguna vez de manera adecuada, de la relación de uno con el pensamiento —todo lo que queda del pesimismo es la desiderata de los afectos— agonista, impasible, desafiante, solitario, lleno de dolor y agitado en ese partido de ajedrez arquitectónico llamado filosofía, un flagelo que el pesimismo intenta elevar al nivel de un arte forma (aunque lo que generalmente resulta es una payasada (Thacker, 2012, pág. 68)

O como señala otro autor al exponer la experiencia de la inmensidad espaciotemporal de la realidad:

El universo es inmenso y nosotros somos muy pequeños. Cuando contemplamos la inmensidad del universo que habitamos, nuestra monótona ubicación y nuestra inevitable fatalidad futura, cuando el sol implosione, o más tarde, en la muerte térmica del universo, la vida humana puede parecer absolutamente insignificante.. (Kahane, 2013, pág. 2)

En esta perspectiva, todo relato que intente resaltar la importancia intrínseca de los humanos sería, en palabras de W. Shakespeare “…un cuento/contado por un idiota.”, o sea un relato fabuloso sin asidero real.

 

SEIS. LOS PROBLEMAS DEL PESIMISMO RADICAL.

¿Es el pesimismo basal o radical el resultado de una constatación de los supuestos desastres del mundo -una conclusión del aprendizaje inductivo de todas las calamidades y fracasos, o es el resultado de una argumentación a priori que, una vez establecida, va a buscar su evidencia en el mundo, como sería la posición del realismo depresivo, que no parte de constatar calamidades en el mundo, sino distorsiones en el sistema cognitivo humano?

Por otro lado, además del problema epistémico, el pesimismo radical tiene otro problema anexo, y es el problema de la naturaleza del lenguaje negativo que presupone.  Y ello porque el lenguaje negativo tiene dos roles muy diferentes:

-por un lado señalar la carencia de un cierto ítem en el inventario de la realidad que se lleva a cabo -como cuando decimos que no hay comida en la alacena;

-por otro lado señalar que el ítem considerado tiene un valor inverso al que se considera -como cuando señalamos que la comida que está en la alacena puede no ser apta para el consumo humano, porque superó la fecha de vencimiento.

El examen de ambos problemas supone una tarea de revisión del pesimismo radical, y de su empleo como fundamento de las doctrinas del abandono de la vida: el nihilismo bélico, el suicidio lógico y el antinatalismo.

Esta tarea será explorada y propuesta en próximos ensayos.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

Alloy, L. B., & Abramson, L. Y. (1979). Judgment of contingency in depressed and nondepressed students: Sadder but wiser? Journal of Experimental Psychology: General, 108 , 441–485.

Benatar, D. (2016). Life Is Not Good. En T. K. Shackelford, The Evolution of Morality (págs. 137-140). Basel: Springer International Publishing.

Benatar, D. (30 de 09 de 2015). The Misanthropic Argument forAnti-natalism. Recuperado el 02 de 02 de 2020, de Oxford Scholarship Online:: www.oxfordscholarship.com

Feltham, C. ( 2018). Depressive Realism : Interdisciplinary perspectives. Oxford: Routledge.

Prescott, P. (11 de 11 de 2018 ). The Secular Problem of Evil. Recuperado el 15 de 01 de 2019, de https://philarchive.org/archive/PRETSP

Shakespeare, W. (2018). Macbeth (edición bilingüe) . Madrid: Penguin Clásicos.

Thacker, E. (2015). Cosmic Pessimism . Minneapolis : Univocal Publishing.

 

 

[1] Dado que las cuatro doctrinas que presentamos son comunes a ambas versiones del pesimismo, las trataremos como pesimismo radical, teniendo en cuenta esta diferencia de intensidad.

[2] Un escenario que no es ajeno a lo que expusieron en la literatura escritores como Samuel Beckett, Eugene Ionesco, Franz Kafka, Cormack Mc Carthy, la novela negra de Horace McCoy, James Cain o James Ellroy, los autores distópicos como Georges Orwell, Evgeny Zamyatin, Bernard Wolfe, Aldous Haxley, o el cine de R . Wiene, F. W. Murnau y F. Lang, el realismo poético de Marcel Carne & Jacques Prevert o el luteranismo crepuscular de Ingmar Bergman

[3] Se trata de un  movimiento de idas muy extendido que se ha desarrollado en el siglo XX,l, además de David Benatar, entre sus proponentes se encuentran Emile Cioran , Peter Wessel Zapffe , Matti Häyry , Corinne Maier , Julio Cabrera.

 

 

* Este trabajo se encuadra en el Proyecto de investigación “Las doctrinas del abandono de la vida. Una investigación histórica-crítica” (Código VRID 1916) de la Escuela de Filosofía, FLEO, de la USAL.