CONVOCATORIA ABIERTA
Nuevo Pensamiento. Revista de Filosofía
Volumen XII (Nro.20), Número especial, 2022
A 50 años de El Anti-Edipo. Capitalismo y Esquizofrenia I (1972)
Fabricar (aquí & ahora) la sociedad emancipatoria en la que deseamos vivir
La Revista de Filosofía Nuevo Pensamiento (ISSN: 1853-7596) es una publicación que se distribuye bajo licencia Creatives Commons e indexada en las plataformas: Doaj, Latindex, Redib, Dialnet, The Philosopher’s Index y Emerging Sources Citation Index (WOS). Para el Número especial de Diciembre 2022, la revista realiza una convocatoria abierta con el tema “A 50 años de El Anti-Edipo. Capitalismo y Esquizofrenia I (1972). Fabricar (aquí & ahora) la sociedad emancipatoria en la que deseamos vivir”.
Coordina el número, en calidad de editor invitado, Martín Chicolino.
• Fecha límite para el envío de artículos: 31 de Julio de 2022.
• Fecha de publicación: Diciembre de 2022.
Todas las colaboraciones deben ser enviadas a:
martinchicolino@gmail.com
Con copia a:
revistanuevopensamiento@gmail.com
Presentación
Un nuevo método de intervención social y una nueva imagen del pensamiento.
1. Con El Anti-Edipo Deleuze y Guattari ponen en marcha una nueva manera de ejercer las potencias del pensamiento: una nueva manera de hacer filosofía y de concebir al trabajo filosófico mismo (trabajo o actividad que es, literalmente, potestad de cualquiera, en cualquier lugar, y sin necesidad de acreditaciones). Una nueva manera de pensar y de hacer filosofía que, tomando una imagen prestada de Diferencia y Repetición, diríamos que tiene dos caras: el amor (l’amour) y la cólera (la colère).
2. La ‘cólera’ de la filosofía anti-edípica consiste en la tarea de cuestionar y socavar
radicalmente el ejercicio redundante e institucional del pensamiento, consiste en combatir contra el buen sentido, contra el sentido común, y contra las viejas imágenes/papeles fetichizantes del filósofo y del intelectual: que hacen del filósofo un sabio (que con su buena voluntad conoce la verdad), un legislador (que dicta la ley y dictamina ‘qué hacer’), un profeta (que dictamina qué vendrá y hacia dónde ir), un sacerdote (que dice qué es lo ‘bueno’ y ‘normal’, y cómo vivir); consiste en cuestionar, por lo tanto, la puesta del pensamiento y de las ciencias al servicio de los poderes establecidos de la Ley & el Orden: maquinar una contra-filosofía (contre-philosophie) que
se desmarque de las ciencias mayores o reales (science majeure ou royale), criticando la complicidad y las alianzas estereotipadas (alliances toutes faites) entre los intelectuales y los poderes.
3. El ‘amor’ de la filosofía anti-edípica consiste en la tarea de crear conceptos que —siendo siempre extraídos desde las experiencias y desde las prácticas de activación concretas (y no de la cabeza ni de la mera ideación solitaria)— resulten operativos y funcionales, es decir, que nos permitan intervenir y operar en la realidad social e institucional concreta (allí donde vivimos, trabajamos, producimos, reproducimos, educamos, curamos), y por lo tanto, que no sirvan para hacer visibles y audibles fuerzas (y relaciones de fuerzas/poder) que en sí mismas no lo son. Crear conceptos —lo que no tiene nada que ver con una práctica neologista de inventar palabras o giros— que nos sirvan para elucidar y analizar las relaciones de fuerza/poder existentes (ya sean relaciones de dominación y sujeción, o nuevas formas de resistencia y lucha emancipatoria); crear conceptos que sean prácticos, funcionales, maquinadores, caosmóticos. En este sentido, ya en El Anti-Edipo Deleuze y Guattari nos advertían algo que luego iban a seguir sosteniendo hasta el final: que hacer filosofía no tiene nada que ver con ni “reflexionar”, ni con “comunicar”, ni con “interpretar” al mundo, a la sociedad, los valores, los gobiernos, etc., justamente porque estas tres «ilusiones de trascendencia» (la contemplación/reflexión, la comunicación, la interpretación) son las que reviven el viejo y milenario lugar del filósofo como sabio, profeta, legislador, sacerdote.
No se trata jamás de hablar ni “para” los otros, ni “ante” los otros, ni “en nombre de”, ni “en el lugar de”, ni “en representación de” los otros (posiciones de trascendencia), sino únicamente “al lado de” y “junto con” aquellos que trabajan, producen, reproducen, experimentan, prueban, activan, luchan y resisten (posición de inmanencia).
4. En efecto, Deleuze y Guattari nos dicen que las relaciones de fuerza (de poder), que son múltiples, diferenciales y heterogéneas, y que son las que nos entrampan y nos capturan dentro de los ‘equipamientos’ sociales, técnicos, económicos, y sexuales más terroríficos y violentos, son también, por definición, invisibles e inaudibles (son «mudas y ciegas», muets et aveugles), pero reales y actuales. Las relaciones de poder —y el diagrama que las organiza y estratifica en conformidad con las relaciones de alianza ya existentes de facto— ni se ven ni se oyen, pero están ahí, a plena luz: nos atraviesan, nos modelan, nos modulan, nos invisten, se incardinan en nuestros cuerpos, sexualidades, placeres, deseos, fantasías, delirios; nos subjetivan, nos identifican, nos personalizan, nos biunivocizan, nos edipizan y nos falicizan, y a la vez, nosotros las re-producimos
(encontrando más o menos goce en ello). El poder no tiene esencia, no tiene interioridad: es pura relación, es pura efectuación, es un puro efecto o resultado de agenciamientos concretos, de relaciones sociales (económicas, políticas, sexuales, etarias, etc.) muy concretas y específicas. Sin dudas que el poder se ejerce por parte de unos y hacia/sobre otros, por parte de unos y contra otros (sirviéndose de relaciones y de posiciones verticales, disimétricas y jerárquicas de todo tipo y color). Pero justo por eso el poder existe como mínimo siempre “entre dos”, y en tanto que tal, el poder pasa también por todos los polos de una relación: pasa «de la cabeza del déspota al corazón de los súbditos», y así es como consigue viralizarse. Implanta la anti-producción en el seno mismo de la producción y de los productores, y en el metabolismo mismo de las máquinas deseantes (y en el metabolismo del inconsciente social).
5. En tanto que libro-máquina históricamente situado en una época concreta, El Anti-Edipo es un escrito de intervención emparrada (interviene en el terreno científico, social, institucional, y sexual) que recoge no sólo las experiencias de activación institucional y política de los propios autores, sino que también recoge abiertamente tradiciones políticas múltiples de la propia época: recoge las consecuencias políticas y asamblearias del Mayo del ’68 y el antagonismo de los movimientos insurgentes y rabiosos contra el gobierno francés, el capitalismo, y la guerra; recoge las luchas de liberación nacional anti-colonialistas contemporáneas; retoma la energía de contestación, de imaginación y creatividad político-organizativa surgida a raíz de la constitución y del ascenso de numerosos movimientos de liberación sexual, de movimientos y grupos minoritarios activistas, de movimientos anti-carcelarios y anti-psiquiátricos; recoge la experiencia
acumulada de las críticas y los debates introducidos por los grupos izquierdistas y autonomistas contra los partidos políticos dominantes, parlamentarios y burocráticos, contra las burocracias sindicales/patronales, contra los grupúsculos de la izquierda centralista y dogmática que reproducían lo que Guattari llamaba «el corte leninista» (línea sin goce); y contra la formaEstado de organización social (el Estado como forma o ‘idea social’). Toda la manera dominante y redundante tanto de “hacer política” (de cara al reformismo estatal) como de plantear el problema de la revolución (de cara a la tradición revolucionaria) es objeto de impugnación.
6. En rigor, la potencia de El Anti-Edipo es que hace lo que dice: es en sí mismo un
agenciamiento teórico-práctico, una máquina de guerra y de alegría, emisora de partículas de amor y de cólera. Es una máquina de conceptos/prácticas que nos permiten visionar la posibilidad de dar vida a un nuevo pueblo y una nueva tierra, la posibilidad de vivir una «utopía de inmanencia» («utopie d’immanence»); siendo las utopías de inmanencia «utopies libertaires, révolutionnaires, immanentes». Contra todos los aparatos de captura, integración y axiomatización de los poderes y las fuerzas reactivas y anti-productivas existentes, la filosofía anti-edípica nos invita a empezar a construir de modo directo, colectivo y transversal, ya mismo, aquí y ahora (Now&Here y a la vez
Nowhere), la sociedad auto-emancipatoria en la que deseamos vivir. Hacernos cuerpos sin
órganos, grupos-sujetos, máquinas de guerra, agenciamientos colectivos, que sean capaces de coorganizarse, transversalizarse, confederarse, abrirse a su propio devenir, y enfrentar su propia finitud en el seno de un movimiento de auto-emancipación permanente, colectiva, horizontal, directa y radical.
7. Es en este sentido que El Anti-Edipo es, literalmente, tanto un libro de filosofía política como un programa de práctica político-organizativa y de clínica; de hecho el esquizo-análisis, en tanto que «análisis militante», puede ser hecho «por cualquiera con relación a cualquiera», porque «se hace en cualquier lado, en cualquier momento, con cualquiera, sin contrato, sin transferencia», sin dinero (como la filosofía, es potestad de cualquiera, y no de los supuestos ‘sabios’ y ‘técnicos’ del inconsciente). Extraer y pertrecharse con las armas y herramientas teórico-prácticas que Deleuze y Guattari nos proponen en esta obra nos conduce a comprender cuán necesario es, en orden a comprender el mundo en el que vivimos y morimos, elucidar el modo como el poder está diagramado, el modo como todo está organizado, el modo como están codificadas y axiomatizadas todas nuestras prácticas y todas nuestras relaciones sociales de poder (económicas, sexuales, y
libidinales), y asimismo, el modo como funcionan y como se ejercen en un conjunto social e institucional cualquiera, motorizando catexis de interés (concientes o pre-concientes) y catexis de deseo (inconscientes).
8. Pero lo complejo del ejercicio del poder es que no sólo opera con la lógica de la represión y del rechazo, sino que también calienta, excita (fait bander), fascina, seduce, recupera, captura, integra, axiomatiza, normaliza, y produce una subjetivación muy específica (el poder también nos subjetiva). Complementariedad entre el poder y el deseo. En efecto, en orden a perpetuarse, nuestras formaciones sociales están llamadas a producir a aquellos ‘sujetos’ sociales y sexuales que habrán de dedicarse a consumir, trabajar, producir y re-producir (riqueza, valor, y seres humanos) en el seno de la llamada ‘sociedad civil’ (la sociedad estatal y capitalista); también a aquellos que habrán de dedicarse a alienar, desquiciar, entristecer, explotar y traficar a los demás.
9. El modo como estamos subjetivados, todos los puntos en los que anclamos nuestra
subjetivación (y todas las representaciones y las imágenes de nuestra ‘subjetividad’ y nuestra ‘individuación’), está directamente relacionado con la máquina de producción patriarcalcapitalista, y con su diagrama falocrático y andromórfico de relaciones de poder (red de alianzas). El modo como producimos nuestros agenciamientos, nuestras relaciones, nuestras prácticas —de lo micro a lo macro social—, todo ese mundo relacional que llamamos “lo público” y “lo privado”, todo eso nos habla acerca de las formas de vida, de sujeción y de dominación.
10. En este sentido, el diagnóstico de El Anti-Edipo sigue siendo actual y a la vez intempestivo, y sigue presentándonos problemas y desafíos radicales de cara a nuestro presente: el Capitalismo y la Esquizofrenia son dos fenómenos propios de nuestras sociedades eminentemente violentas, falocráticas, patriarcales, falicizadas, edípicas y edipizantes, familiaristas, conyugalizadas, estatalizadas, burocratizadas, jerarquizantes y biunivocizantes. Todas las esferas de la actividad económica humana (producción, re-producción, circulación, intercambio, y consumo), y en el doble nivel de la economía social y de la economía deseante, están diagramadas patriarcalmente, están codificadas y axiomatizadas según un régimen de relaciones de poder eminentemente falocéntrico, falocrático y colonial (incluido el Edipo como «colonia interior»). La Ley de la falta/carencia y la Norma del Falo distribuidor y asignador regulan y dirigen todos los procesos y relaciones (sociales, sexuales, y deseantes). Régimen delirante y esquizofrenizante donde la propia ‘normalidad’ que se nos propone es, ya, un violento delirio meticulosamente construido, porque «la sociedad construye su propio delirio al registrar el ‘proceso de producción’» (La société construit son propre délire en enregistrant le processus de production), y porque «en el capitalismo todo es racional, salvo el capital» (tout est rationnel dans le capitalisme, sauf le capital); en efecto: «no existe ninguna operación, ni el más mínimo mecanismo industrial o financiero que no manifieste
la demencia de la máquina capitalista y el carácter patológico de su racionalidad (que no es en absoluto una “falsa” racionalidad sino la verdadera racionalidad de esta patología, de esta demencia). No corre el riesgo de volverse loca, pues ya está loca de cabo a rabo, y de ahí extrae su racionalidad» (c’est de là que sort sa rationalité). La sociedad edípica, falocrática y patriarcal (estatal y capitalística) «no funciona más que chirriando (grinçant), estropeándose, estallando en pequeñas explosiones»; y lo que es peor: «sus disfuncionamientos forman parte de su propio funcionamiento, y éste no es el aspecto menor del sistema de la crueldad».
En virtud de todas estas ramificaciones problemáticas, que nos conducen a una politización tanto del modo como las sociedades producen ‘subjetivación’ como del modo como producen sus instituciones, equipamientos, codificaciones, estratificaciones, invitamos entonces a lxs autorxs a participar de esta convocatoria, planteando los siguientes ejes problemáticos posibles en torno a la práctica y al ejercicio de la filosofía y del pensamiento en general, en torno al deseo, la subjetivación, la organización, las resistencias, las luchas, la sexualidad, la auto-emancipación, la revolución, y la creación.
Ejes problemáticos posibles:
1. La nueva imagen del pensamiento: nuevas maneras de pensar y hacer. Las ilusiones de
trascendencia en torno a las prácticas: contemplación, reflexión, comunicación. El ‘método’ filosófico de El Anti-Edipo. Una nueva relación entre teoría-praxis. El saber y el poder: la relación entre el pensamiento, el deseo/libido, y el diagrama de relaciones de poder existente. Las críticas al idealismo, la dialéctica, la fenomenología, el estructuralismo, el humanismo, la hermenéutica, etc. La filosofía y el sentido común; la imagen dogmática y moralizante del pensamiento.
2. Política molar y molecular; la revolución o auto-emancipación humana como Acontecimiento y Diferencia. El marxismo, el anarquismo, el autonomismo; El Anti-Edipo y El Capital: el deseo, el trabajo, los procesos de producción, el dinero, la plusvalía. Los dos polos del Estado; el reformismo y el totalitarismo. La crítica capitalismo, al patriarcado y la falocracia. La crítica al Estado-nación (a la forma-Estado de organización social), al capitalismo de Estado, a las formas de Estado Providencia, a los sucedáneos del New Deal, a la política de los “contratos”, la “representación” y los “consensos” sociales. El fascismo, el neo-fascismo, el neo-esclavismo, el progresismo-fascista, las sociedades de control.
3. Articulaciones con el feminismo y con las teorías feministas contemporáneas a Deleuze y Guattari. El abolicionismo. El deseo, las necesidades, el placer, la fiesta. La ‘diferencia sexual’. Devenir-varón y devenir-mujer; imágenes de varón y de mujer. El amor personal. Sexualidad humana y sexualidad no-humana. La falocracia; el falo como significante despótico; la sexualidad genital y la erotización de los órganos sexuales. Sade y Sacher-Masoch como falsas salidas del deseo. El deseo como huérfano, ateo, y transexual. Nuevos agenciamientos sociales, sexuales y deseantes.
4. La crítica al psicoanálisis (como teoría del deseo) y a la cura psicoanalítica (como práctica social): el Esquizo-análisis; las síntesis del inconsciente. El diván, el contrato, la relación dual, la transferencia y el dinero. Una nueva teoría del deseo (anti-edípica y anti-fálica). El inconsciente como teatro de fantasmas y representaciones, o fábrica productora de realidad. Contra el familiarismo, el triángulo edípico (papá-mamá-Yo), el Falo, el conyugalismo, y la producción actual de subjetivación sexual y deseante (libidinal). Catexis o investimentos de deseo y catexis o investimentos de interés; el deseo y las necesidades. El psicoanálisis, Edipo, y la diferencia sexual.
5. Lxs sujetxs revolucionarixs múltiples: las multiplicidades, las ecceidades, los grupos-sujetos y los grupos-sometidos, los agenciamientos colectivos de deseo, las máquinas de guerra, las luchas emancipatorias, los Movimientos de Liberación (sociales y sexuales). El Mayo francés, el grupo ‘22 de Marzo’, La Voie Commnunista y la Gauche Prolétarienne, el maoísmo, el marxismo; el GIP (Groupe d’Information sur les Prisons), el CERFI (Le Centre d’études, de recherches et de formation institutionnelles), el FGERI (Fédération des groups d’études et de recherches institutionnelles) y la revista Recherches, la clínica La Borde, las radios libres, el autonomismo italiano (A/Traverso, Potere Operaio, Lotta Continua, Radio Alice, Radio Tomate, etc.), los problemas políticos y organizativos que planteaban los Black Panthers y otros grupos como Rote Armee Fraktion, Brigate Rosse, Prima Linea. En favor de la causa Palestina. Los viajes de Guattari por México (su articulación con los grupos de anti-psiquiatría en los Congresos de 1978 y 1981); los 7 viajes por Brasil entre 1979 y 1992 (su articulación con agrupaciones y colectivos sociales: la Red Internacional de Alternativas a la Psiquiatría, el GALF o Grupo de Acción Lesbo-Feminista, el III Congreso de Cultura Negra de las Américas, los Jardines de Infantes alternativos, el PT). La recepción de El Anti-Edipo en Latinoamérica.
6. Nuevos horizontes de prácticas epistémicas abiertas por la irrupción de El Anti-Edipo. El ‘Anti-Narciso’ (Viveiros de Castro) como crítica a la antropología etnocéntrica. La posibilidad de otros “Anti-” frente a los ‘Santos Patronos’ de diversas prácticas. De la máquina social del capitalismo («sistema de cortes de flujos descodificados» o «sistema inmanente») a la brujería capitalista («sistema de flujos reorganizadores móviles» o «sistema brujo») (Stengers/Pignarre).
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