Karina Chechik
Inauguración: MARTES 4 DE SEPTIEMBRE / 19h
MARQ. Museo de la Arquitectura Av. del Libertador 999, Buenos Aires
Curador: Rodrigo Alonso
Fragmento del texto curatorial
Desde que comenzaran a aparecer con insistencia en su literatura, los laberintos se han convertido en figuras indisolublemente unidas al nombre de Jorge Luis Borges.
Sabemos que los laberintos no son una invención suya. Pero en un mundo alejado de los relatos clásicos y las mitologías, es a él a quien debemos la persistencia de estas figuras cargadas de connotaciones espirituales y poéticas.
Quizás inspirado por la misma pasión, el editor italiano Franco María Ricci construyó un laberinto de bambú en la localidad de Fontanellato, perteneciente a la ciudad de Parma. Este mágico lugar, que conjuga las estrictas líneas de estas arquitecturas-para-perderse con el azar y la organicidad de la naturaleza y sus ritmos, es el paciente resultado de otro hombre subyugado por las artes y los libros. “Soy un esteta a la antigua usanza – declara – alguien que vive y trabaja por la belleza”. El laberinto alberga sus colecciones de arte y una espléndida biblioteca, los tesoros más preciados que fue acumulando a lo largo de los años y que tiene previsto dejar como legado para la humanidad.
Borges y Ricci se han encontrado en diferentes oportunidades. Hoy lo hacen nuevamente a través de la obra de Karina Chechik, quien aborda la imagen del laberinto como punto de contacto con dos personalidades potentes e inspiradoras, que, además, condensan las bondades culturales de sus dos patrias. En efecto, en los últimos años, Chechik se viene desplazando incesantemente entre la Argentina e Italia, entre los universos de Borges y de Ricci, entre los laberintos de la naturaleza y de la imaginación
Partiendo de fotografías propias capturadas en Fontanellato, y de las memorables palabras del autor de Ficciones, la artista ha erigido su propio universo de atmósferas y pasajes. No intentó traducir en imágenes aquello que con tanto esmero edificaron sus maestros admirados, sino aportar una perspectiva diferente, desde una sensibilidad distinta y un lenguaje otro, que se perciba como lo que verdaderamente es: un homenaje. De ahí las referencias continuas, las remisiones abiertas, las citas. Para Chechik, los laberintos de Borges y Ricci son puntos de partida y de llegada: sitios que estimulan la investigación, la producción imaginaria, la construcción de territorios visuales y discursivos, y, al mismo tiempo, ámbitos en los cuales confluye la atracción común por lo insondable, lo fantástico o lo impredecible, motivos que modifican nuestra forma de instalarnos en este mundo, nuestros modos de vivir, sentir y pensar.
La exposición que presenta hoy es la consecuencia de un proceso que todavía no termina. Comenzó en el terreno que la artista domina mejor – el de la pintura – pero se ha ido desplazando lentamente hacia la instalación, el video, el campo sonoro. A medida que avanza, va adquiriendo la espesura y la complejidad que corresponde a su inspiración laberíntica.
Es significativo que Karina Chechik haya elegido un museo de arquitectura como ámbito para desplegar su laberinto plástico. . La artista realiza una operación crítica perspicaz y desafiante al proyectar su laberinto en la altura y romper con el tradicional modelo horizontal.
Y al multiplicar los estímulos sensoriales, al integrar espacio, tiempo, experiencia, ascensión, luz, movimiento y sonido, expande los campos en los cuales es posible perderse. Erige un laberinto de laberintos. Explora una complejidad que la sumerge en la imaginación borgeana, evitando quedar atrapada en la seductora imagen pictórico-fotográfica.
La exposición permanecerá abierta al público hasta el 30 de septiembre.
4 al 30 de septiembre de 2018
MARQ. Museo de la Arquitectura
Av. del Libertador 999 (esquina Av. Callao), Ciudad de Buenos Aires
Horario: Martes a domingos de 13 a 20h