Por Ezequiel Pedro Jorge Carranza
-“¿Dónde está el sofista, eleata?” -“Hay que cazarlo, Teeteto. El sofista es como un carpincho o un guazuncho. Rifle en mano, es preciso penetrar el monte, llenarse de su olor profundo, pisar el barro y no temer a las agresivas yararás que se esconden entre las ramas o los pajonales. Hay que divisarlo a lo lejos y en silencio preparar un tiro certero. No hay una segunda oportunidad. En la caza se juega la propia subsistencia…”